A Miguel un compañero hasta el fin


Como tantos otros militantes de nuestra América, Miguel Enríquez [1944-1974] ha ingresado por la puerta grande en lo más original del marxismo latinoamericano.. Miguel vivió la lucha revolucionaria de su pueblo como un joven rebelde. No solamente por su corta edad sino además por su mente abierta y su desafío de las jerarquías establecidas en la derecha y también en la izquierda. Su vida política juvenil fue meteórica. Vivió joven y, lamentablemente, murió joven. Apenas había cumplido los 30 años cuando la muerte en combate lo encontró dignamente donde tenía que estar. Del lado del pueblo, de cara al enemigo, enfrentando a la dictadura de Pinochet.
En el año en que se funda el Movimiento de Izquierda Revolucionaria-MIR Miguel tenía 21 años. Cuando se convierte en su secretario general contaba con 23. Su hermano argentino, Robi Santucho, tenía 29 años cuando se funda el PRT y apenas llegaba a 40 cuando muere de igual manera que Miguel. El Che ni siquiera había cumplido los 40 cuando fue asesinado por órdenes de la CIA y el Ejército boliviano en La Higuera. Toda una generación latinoamericana de jóvenes que no pidieron permiso para pensar, para cuestionar, para hablar, para estudiar, para militar y actuar, para amar. ¿Por qué tres décadas después las nuevas generaciones van a tener que presentarse sumisamente, esperando la palmadita en la espalda, para recién allí abrir la boca? A pesar de su escandalosa juventud, Miguel se animó a desir consejos “realistas” y a cuestionar a los “experimentados” reformistas de su tiempo. Hay que aprender de su ejemplo...En la historia latinoamericana, quienes sólo pusieron el esfuerzo en la creación y consolidación de la independencia política de clase, muchas veces quedaron aislados y encerrados en su propia organización. Generaron grupos aguerridos y combativos, militantes y abnegados, pero que no pocas veces cayeron en el sectarismo. Una enfermedad recurrente y endémica por estas tierras. Quienes, en cambio, privilegiaron exclusivamente la construcción de alianzas políticas e hicieron un fetiche de la unidad a toda costa, con cualquiera y sin contenido, soslayando o subestimando la independencia política de clase, terminaron convirtiéndose en furgón de cola de la burguesía (“nacional”, “democrática” o como quiera llamársela), cuando no fueron directamente cooptados por alguna de sus fracciones institucionales. Una de las grandes enseñanzas políticas de Miguel y de todos aquellos y aquellas que entregaron su vida por el sueño más noble de todos los que podamos imaginar, la creación del socialismo, es que hay que combinar ambas tareas. No excluirlas sino articularlas en forma complementaria y hacerlo, si se nos permite el término —que ha sido bastardeado y manipulado hasta el límite—, de modo dialéctico. Es decir, que nuestro mayor desafío consiste en ser lo suficientemente claros, intransigentes y precisos como para no dejarnos arrastrar por los distintos proyectos burgueses.

No confiar en el imperialismo pero... ni un tantito así
Que el treinta aniversario de su caída sirva no sólo para recordarlo con cariño y orgullo en su querido país sino también para aprender de él, de su pensamiento, de su ejemplo y de su lucha en toda América latina y el mundo.